Mi amiga, tu amigo, tú y yo

Mi  sinceridad últimamente no está siendo bien aceptada socialmente. Los hombres son cada día más sensibles, usan más cremas y más kleneex.

Mi última conquista, bueno qué voy a contaros... juzgad vosotros mismos,

Yo estaba en el Copacabana con mi amiga Ruth, apretándonos unos absolut, y viendo el absoluto desparrame que había a nuestro alrededor, cuando conocí  a Marcelo y a su amigo Braulio (Dios sabe que no se llamaban así, pero ¿quién se acuerda?)

Nos invitaron a una ronda, y mi amiga se lió con Braulio, la pobre hace mucho que no come caracoles. Y yo, aburrida y aturdida comencé a ver a Marcelo aceptable, dos absoluts después, divertido; medio más y me pareció el Dios de la seducción.

Total, que nos fuimos al apartamento de Braulio todos juntitos. Una vez allí con más alcohol, menos luz y menos ropa, empecé a comprender el grave error que había cometido. Marcelo tenía menos experiencia que un eunuco, y me hacía daño con sus zarpas, así que le conté el siguiente chiste:

"Esto era una pareja que estaban haciendo el amor, y de repente ella, pasa de gemir a chillar:-¡aaaaahhhhhh!!!  ¡AAAAAAAAAHHHHHHHHH!!   ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!!!    El tío se levanta, escupe y le dice:- ¡Ay tienes tu pezón! HIS-TÉ-RI-CA."

Se lo conté porque me sentí protagonista del cuento y no quería serlo también del desenlace. Como no lo pilló tuve que explicarle que era una mala bestia y mal amante.  Yentonces fui consciente de que ¡se han ampliado mis superpoderes!! Porque ahora el proceso de enamoramiento que sigo cuando veo un objetivo me dura menos de lo que tardo en expresarlo.

Vamos, que veo a un tío y es que no me da tiempo a decir: -"Ñoss!! Qué bueno estás, te comería relleno de almogrote"-.  Sino que más o menos en lo que tardo en pronunciarlo ya estoy pensando -"Dios comete errores, y tú eras una prueba"-. Y claro si acto seguido piensas:-"bueno, eres la prueba de un error", lo cual no tiene mucho sentido, y puede ser doloroso sobre todo si  lo piensas en voz alta delante de un tío que carga con el trauma de no ser un hijo deseado, y que es considerado un fallo de la garantía de los condones que usaban sus padres.

Tras esta decepción, creo que me voy a dedicar a chatear por el internet, ahora que mi vecina, alias "No tengo celulitis y salgo en bragas a tender"  ha puesto wifi  y no sabe como ponerle contraseña. Le está bien, por perraca. Gorronear a la vecina lo considero como equilibrar el universo. Así, chateando, en lo que tardo en escribir me da tiempo a ver la mercancía y decidir si me gusta o no, y no provoco reacciones en las que la vergüenza ajena me hace pagar hasta tres  rondas de Absolutes como a mi amigo Goma-rota.

Sobre lo que he encontrado chateando, necesito tiempo para explicarlo. Aunque a veces es una canción (ver video) lo que mejor expresa la realidad,   sinceramente.